Pueblo de libertad y autoexpresión
Vickers, William T., Los Sionas y Secoyas: su adaptación al ambiente amazónico. Quito: Ediciones Abya Yala: MLAL. 1989. 374p.
“Los Encabellados”. En los primeros contactos, los colonizadores y evangelizadores los llamaron así, porque llevaban el cabello largo y con tocados de trenzas. Incluso la palabra Siona corresponde a una denominación externa al pueblo y significa “hacia la huerta”. En contraste, una forma de autoidentificarse de Sionas y Secoyas, se relaciona con su ubicación respecto de los ríos; por ejemplo, se llaman “Gente de río arriba”, “Gente de río abajo”; o también “Gente de la selva”. Estos nombres corresponden a diversas connotaciones generadas entre los pueblos ancestrales.
En relación con el texto que reseñamos, su autor, William T. Vickers, realizó la investigación de campo entre 1973 y 1975. Viajó hasta el noroeste de la Amazonía, a los alrededores del río Putumayo (en Colombia), y al poblado de Shushufindi (junto al río Aguarico en Ecuador); las cercanías al Putumayo son parte del territorio del pueblo Siona; las del Aguarico, del pueblo Secoya. Su objeto de investigación fue conocer las variaciones significativas de los símbolos lingüísticos de ambas comunidades. Esta investigación se realizó gracias al apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Ecuador (I.N.A.H.). El método de investigación fue mixto con técnicas se utilizó de carácter cualitativo y cuantitativo para obtener información y datos tangibles sobre la situación de adaptación ecológica total de esta población. Es un estudio realizado hace más de 45 años, que se ajusta a criterios de la disciplina antropológica anteriores a los quiebres de los años 80. Entonces, hay que tomar algunos criterios con pinzas, habida cuenta que la Antropología ha cambiado mucho sus métodos, sus conceptos y aún sus objetos de estudio, desde entonces.
1. Algunos aspectos económicos
Las comunidades Sionas y Secoyas están constituidas por 360 o 380 personas, cuya existencia está marcada por aspectos como la guerra, la protección y defensa, y la brujería endémica. Con una complejidad sociocultural, su cohesión socio política es la característica de las sociedades autónomas organizadas por jefes de aldeas o caciques, quienes ejercen autoridad sobre varias aldeas.
Respecto de los flujos migratorios dentro de comunidades indígenas, existen grupos que salen a colonizar y/o invadir áreas más lejanas de la llanura aluvial del Amazonas Central; hay también quienes incitan a emigrar a grupos más pequeños, por rivalidad de tierras o mujeres. (Chagnon;31)
Cuando una aldea o comunidad reúne a más de 150 personas, y si en su mayoría son hombres, suele haber conflictos por mujeres; las capturan y las llevan a su comunidad; de allí que se suele producir el fraccionamiento de las aldeas para mantener la paz interna. Cabe señalar que criterios como éste se han ido modificando con las décadas. La perspectiva no es una mirada tan externa; no construye jerarquías sociales ni establece juicios sobre los comportamientos.
2. La explotación de la selva tropical
Junto al aprovechamiento de la tierra, realizan caza, pesca, recolección y horticultura de tipo “roza y quema”. Es un modo de producción que permite satisfacer sus necesidades de calorías, con una inversión de 380 horas por año en el proceso de cultivo por cada productor de alimento. La yuca, maíz y camote permiten la producción alimentos característicos de la zona. La productividad de las técnicas de roza y quema explica la importancia que tiene esta forma de agricultura. (Vickers; 37) La siembra excesiva de la huerta, en particular con plantas como la palma espinosa de tronco, de madera dura y oscura, conocida comúnmente como “Chonta”, ha provocado debilidad al ecosistema, según el autor. Esto contrasta con la idea de que ellos, tradicionalmente rotan los cultivos y preservan la tierra.
3. Características de la comunidad
La población, como ya se mencionó antes, es de aproximadamente 380 habitantes Secoyas y 360 Sionas. Están organizados en tres comunidades: San Pablo de Catëtsiaya, y Secoya Remolino Ñe’ñena, ubicadas ambas en la parroquia San Roque, cantón Shushufindi; y Eno, ubicada en la parroquia Tarapoa, cantón Cuyabeno.
Los Sionas del Aguarico se autodenominan Sa Niwu Bai, que significa “gente de río arriba”; esto hace referencia a su ubicación corriente arriba del Aguarico. Mientras que los Siona del Putumayo se identifican como “O gatiuya bai”, que significa “gente del río de caña”. Los Secoya son llamados así porque este es un río dependiente del río Santa María (último tributario del Napo) y de una quebrada a la cual, mitológicamente, los Secoyas consideraban su lugar de origen. Se autodenominan “Wahoya bai”; Wahoya significa “río de batalla” (ese es el nombre indígena del río Santa María); bai significa “gente”. En el año 1940, muchos Secoyas del río Santa María emigraron al Occidente, al Cuyabeno, escapando de los abusos de que eran objetos por parte del hombre blanco. Ahí contrajeron matrimonio con indígenas Sionas y Siona-Cofanes. Ambas culturas comparten una tradición cultural similar, hablan la misma lengua madre; el matrimonio es un símbolo de unión duradera para los Sionas-Secoyas de cuatro generaciones. El pueblo afirma que el matrimonio mutuo podría incrementarse en el futuro debido a la estructura de las normas y a la disponibilidad de posibles parejas en el matrimonio.
Con respecto al territorio, los Sionas del Aguarico están ubicados contemporáneamente en el sector central y alto de este río, entre los afluentes Eno y Shushufindi. Es un río con carga simbólica, al que los comuneros consideran vertiginoso y peligroso, por sus innumerables chorreras y troncos sumergidos debajo de una superficie de agua oscura. Los Secoyas han ocupado el área meridional del río Cuyabeno, siendo su denominación aquella del río Secoya, dependiente del Napo.
4. Prácticas alimenticias y rituales.
Para las sociedades ancestrales, la provisión de alimentos es inmediata. Todos los miembros de la aldea colaboran en las actividades de recolección y producción de alimento. Influyen factores como el clima, la naturaleza de la tierra, las plantas, animales, su tecnología y conocimientos propios. La alimentación Siona - Secoya posee sustancias ricas en proteína, grasas, vitaminas y minerales esenciales para absorción de los nutrientes a sus organismos. Esta comunidad ancestral considera a la naturaleza su hogar y su medicina, (aunque en la actualidad también utiliza medicina alopática, según el caso).
Hace algún tiempo atrás la comunidad se alimentaba de recursos silvestres, como productos de la siembra y recolección; consumían yuca, plátano, caña de azúcar, piña, papaya, guabas, zapote, chonta (palma de la zona), la miel, huevos de tortuga. Continúan bebiendo la chicha, una bebida ancestral fermentada, realizada a base de yuca o caña de azúcar, procesada en trapiches lo conviertan en zumo y la bebían en vasija de barro. La chicha es parte de la herencia ancestral, así como otros productos silvestres cuyo consumo ha disminuido, por efecto de la globalización, que difunde el consumo de bebidas gaseosas, cerveza, o golosinas como galletas.
5. Ritual en la caza y en la pesca.
La magia involucra el uso de plantas ancestrales. Se cree que varias tienen propiedades especiales. Por ejemplo, el bulbo de la planta “nuni” se friega en las puntas de las lanzas y en las manos y se relaciona con la creencia que el animal no escapará; o las hojas de “maña”, planta que se considera tiene un perfume se pone en el hocico o de anzuelo; el objetivo es que la presa se acerque mansamente. También se continúan usando dardos para la cacería, impregnados de un somnífero que permite adormecer a la presa: el mono. El cazador novato, debe comerse el cuerpo, no la cabeza ni las extremidades como parte del ritual del joven. El peligro más eminente en la selva es la mordedura de una serpiente; antiguamente se dejaban morder por la serpiente por la creencia de que los inmunizaría a un ataque futuro.
6. El Sagrado remedio del Yagé.
El ritual del yagé es una práctica que ayuda a alcanzar el poder y el conocimiento, y es también el medio para comunicarse con las bondades de la selva. Para estas comunidades, existe un mundo subterráneo, llamado la casa de la tierra, donde viven los mortales; y un mundo de los espíritus, asequible bajo ciertas condiciones.
Este ritual se desarrolla en ceremonias celebradas con intervalos de un mes. El yagé preparado por los ayudantes del Shamán. Se cocina en agua, los trozos de liana de yagé son previamente machacados. La bebida se conserva en un pote grande de arcilla y hojas de la planta. Se limpia la casa antes de la ceremonia y, a la puesta del sol, el Shamán llega para participar en el ritual. El beber yagé representa un acto comunitario (familias enteras participan) dentro de la cultura Siona- Secoya.
Otra bebida espiritual es el yoco, distintivo de la familia lingüísticaTucano Occidental. Se prepara con un bejuco leñoso que contiene cafeína (Schultes 1942) y, por tanto, es utilizado como estimulante en la mañana. También se lo prepara como infusión y se lo bebe cotidianamente. En ocasiones, se usa en rituales de curación por los Shamanes; el autor asume que debe ser con fines mágicos y religiosos. (Vickers; 131)
7. Amenazas
Una de las amenazas que tiene esta población es la explotación del petróleo; esta ha beneficiado la economía ecuatoriana pero con debido a ella, esta comunidad ha perdido tierras y recursos naturales arrebatados por empresas nacionales e internacionales. Además, se hallan sistemas económicos ligados a haciendas, plantaciones de palma africana. Así mismos colonos de otras regiones del país se dedican a la tala de árboles. Al ser destruidas por las manos del hombre, estas selvas tropicales del Ecuador representan un recurso de vital importancia, y es un recurso natural que se pierde bajo estas actividades la tierra se erosión, empobrecimiento, baja vegetación, exterminio de la vida silvestre y sus propios pobladores.
Conclusión:
Los problemas que salen a reducir después de la investigación de Vickers son: el agotamiento del suelo, la agricultura no confiable, la competencia por la tierra y el déficit de proteínas para el suelo. Son factores que explican las dinámicas de la cultura de la Selva Tropical. La familia Tucano Occidental son una comunidad aguerrida a pesar de la globalización y los cambios tecnológicos del mundo; su cultura, historia, tradiciones, lengua encuentran en la memoria de este pueblo. Sin embargo, por las amenazas externas, se encuentran en riesgo.
El autor intenta dar otra mirada al mundo de la naturaleza y comprender los procesos que atravesaron los indígenas del Oriente, desde la llegada del colonizador y el evangelizador hasta nuestros días. Además, proporciona datos e información referentes a estas comunidades Amazónicas. Pero debe señalarse que el autor, al utilizar términos como “tribu” “salvaje”, “aldea”, etc., muestra una visión de colonizador sobre colonizado. Suele mostrar al amazónico como un ser exótico, que debe ser sometido, servicial y mágico. Pero ahora sabemos que los Sionas- Secoyas representan más que eso; son culturas ancestrales que conservan sus propias lengua, costumbres y mitologías; un conocimiento milenario sobre plantas, animales y constelaciones; y un uso muy delicado de plantas sagradas, como el yagé.
Es necesario respetar y conservar los territorios de las comunidades amazónicas. La naturaleza, además de ser el sustento de dichos pueblos ancestrales, es el hogar de millones de plantas y animales que representa su alimento y medicina. La sociedad ecuatoriana necesita visibilizar a estos grupos y sus problemas y amenazas, para que sus derechos no sean vulnerados por el Estado y las empresas, nacionales y extranjeras. Es necesario conservar su cosmovisión y creencias que son parte de la memoria simbólica no solo del país, sino de la humanidad.
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