Langdon, Jean. ¿Mueren en realidad los shamanes? En María Susana Cipolletti y Esther Jean Langdon (Coordinadores), La muerte y el mas allá en las culturas indígenas latinoamericanas: 125-155. Quito/Roma: Abya-Yala/ MLAL, 1992
Dentro de la etnografía, el tema de la muerte ha sido trascendente. Los principales estudios sobre ella se refieren a las concepciones y los rituales de la muerte. Sin embargo, en las culturas amerindias, se cree que el muerto puede manifestarse en el mundo terrenal. Al morir, sus afectos y necesidades se promueven en sus parientes más cercanos. De ahí la importancia del “otro mundo” y su significación.
Algunas culturas sudamericanas celebran la muerte de diferentes maneras,
pero con similar sentido. Por citar algunos ejemplos, los Huichol (Méjico)
conciben dos esencias no físicas de la vida: ri=alma como memoria o pensamiento; y puri=fuerza vital que proporciona movimiento al alma. Los Daimistas
(Brasil) conciben que la realidad estaría formada por dos ámbitos: el primero
correspondería al mundo “material”, el
cual sería una “ilusión”; el segundo,
al mundo de los espíritus, “el otro lado”. De su parte, los Mapuche (Chile)
narran que el alma del individuo pasa por un periodo transitorio como espíritu
vagabundo y luego se transforma en vida espiritual de los humanos. (Cfr.
Cipolletti y Langdon, 1992: 3-7) En el artículo que reseñamos, ¿Mueren en realidad los shamanes?, se
reflexiona sobre el sentido de la muerte para el pueblo Siona. Se piensa que
ellos, al morir, se transforman en animales, para continuar el universo cíclico
de la muerte; es mirado como inmortal.
El presente artículo se
encuentra dividido en doce pequeños apartados. Los dos primeros hablan de su
cosmogonía; el inicial se refiere al universo siona y señala que dicho universo
estaría compuesto de discos planos ordenados jerárquicamente. El mas bajo sería
la tierra; y le seguirían el primer cielo, el segundo cielo, el tercer cielo y
el pequeño cielo de metal. Lo asocian con la forma de disco porque este
representa por el plato para tostar yuca. El segundo apartado nos habla de las Categorías de entidades, mencionando las
denominaciones de los seres del universo. Aparece así la cosmovisión del pueblo
Siona y los cuerpos celestes que le conforman: el sol, la luna, las Pléyades y
el Trueno. Wati es una entidad sobrenatural
(neutra) asociada a las plantas, animales, árboles y dominios de otros
reinos celestiales.
El tercer apartado titulado Los
shamanes como categoría liminar,
menciona que estas personas tienen el poder personal (dau) de viajar por la
realidad y los reinos del universo. También pueden transformarse en animales
como el jaguar, la anaconda, los saínos, etc. El shamán puede influenciar,
guiar y causar daños a un grupo. Vida,
salud y muerte, el cuarto apartado, alude a que los seres humanos están
expuestos a estos ciclos: nacimiento, crecimiento, envejecimiento y muerte. El
rol del shamán es el mediador cuando un hombre esta a punto de morir (humanos y
los otros seres). Otro aspecto importante es la enfermedad, pues existe cierta
resistencia física en el cuerpo; pero, en el caso que el hombre no pueda
curarse con tratamientos, debe recurrir a un shamán para tratar causas
sobrenaturales.
El apartado referente a Etnografía
de la muerte ocupa importante espacio en el texto. Manifiesta que en el
pueblo Siona, cuando muere un shamán hay relámpagos y truenos. Se dice que la
comunidad debe de mudarse para evitar enfermedades y maldiciones entre los
suyos. Es por ello que las pertenencias de shamán, como su collar de dientes de
jaguar, deben ser destruidas y arrojadas al río. En El destino de los muertos, se habla de que los muertos van a la
casa de los saínos (en el fin del mundo), por otro lado se menciona al
purgatorio ( bisgi de oto) los que
permanecen. En el caso de los shamanes es diferente; ellos ascienden a la casa
de los shamanes muertos (bain hoyo wie);
pueden elegir morir, pero también pueden elegir no morir y transformarse en un
animal y continuar vivos. Estas opciones se recogen a partir de varios relatos
sionas respecto del destino de los shamanes muertos (Cfr. Cipolletti y Langdon,
1992:139-150). Esos relatos son:
(1)
La narrativa siona y el destino de los
shamanes, que relata creencias del
pueblo Siona; algunos ejemplos: la Luna y el Sol, que bebían yagé; incesto de la Luna con una de sus
hermanas, y la razón por la que tiene manchas; (2) Los shamanes y los españoles malos relata una trampa de los
españoles a los shamanes y la venganza de ellos. (3) Un buen shamán fue asesinado cuenta la rivalidad entre shamanes
y las repercusiones que hay en el proceso. (4)
Shamán que eligió transformase en saín.
(5) Antonio desapareció dos semanas habla
sobre la rivalidad de dos shamanes. Y, por último, (6) Qué ocurrió con Antonio cuando murió señala lo ocurrido antes de
partir del mundo terrenal.
A pesar de su complejidad, es un artículo importante porque muestra la
cosmogonía Siona. Estas narrativas nos permiten entender otras formas de
relacionarse y de mirar la vida y la muerte. Esta perspectiva holística permite
diferenciar y relacionar la naturaleza, los animales y el pueblo y sus
designaciones. Las historias del pueblo Siona indican una contemplación
diferente de la muerte. Los shamanes son, sin duda, personajes poderosos y de
enorme significado para el pueblo Siona. En particular, los shamanes mantienen
una construcción simbólica muy fuerte y son importantes mediadores entre la
vida y la muerte. Las creencias de los pueblos demuestran una cultura única en
el Ecuador.
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