Los Sionas son un pueblo originario que habita en el nororiente de la cuenca amazónica. Ocupan su territorio ancestral desde hace milenios, territorio que actualmente se ubica en la frontera Ecuador y Colombia. Existen cerca de 2500 indígenas sionas y, si bien tienen su lengua propia, cada vez hablan más el español, por diversos y complejos factores. Los sionas se encuentran en severo riesgo de extinción, a la vista de dos Estados que no hacen respetar sus derechos, que no impiden la invasión de su territorio por empresas locales o transnacionales, ni les brindan apoyo o protección ante el conflicto armado colombiano, en cuyo cruce de balas subsisten día a día.

Salud mixta en Brasil

SALUD MIXTA EN BRASIL

Langdon, E. J. (2013). The notion of inclusion in Brazilian Indian health policy. En Anales: Nueva época Vol. 13. pp. 153-181.

Esther Jean Langdon es una investigadora de la Universidad de Tulane, que desde 1974 dedica sus investigaciones al entendimiento de las prácticas shamánicas de pueblos como los Siona (Ecuador) y Sibundoy (Colombia). Además, ha participado en las políticas de Salud en Brasil, tema del que trata.

Para hablar de las políticas de inclusión de los pueblos indígenas al sistema de salud, Langdon recuerda la convención de 1957, que promovía la integración de los indígenas dentro de la sociedad. Después de esa fecha, poco o nada se dijo. Hasta que a inicios de los años 80, surge el debate sobre las políticas de salud para los pueblos indígenas y, se propone el encuentro del saber tradicional con el occidental; ello dentro de un convenio aprobado por la Organización Mundial del Trabajo solicita el reconocimiento y respeto de la diversidad cultural. Desde entonces, se empieza a trabajar políticas de Salud no solo inclusivas sino también diferenciadas, pues se pretendía que tanto la medicina occidental como la tradicional estuviesen en contacto y fueran accesibles para las poblaciones.

Tras la primera Conferencia Nacional para la Protección de la Salud de los Indígenas, realizada en 1986 en Brasil, se indagó sobre el estado de salud precario de los indígenas. Así mismo, se designó a la Fundación Nacional Indígena (FUNAI) como la encargada de la salud indígena. Pese a ello, la red no funcionó muy bien, tanto por ineficacia como por falta de organización; además, al no brindar un servicio de vacunación adecuado para enfermedades endémicas de estos pueblos (como la tuberculosis o malaria), el aumento de la mortalidad creció. Dos años después, la Asamblea Nacional de Brasil incorporó dentro de su constitución “el establecimiento inmediato de un subsistema específico, un modelo de atención diferenciada que respeta las particularidades culturales y prácticas tradicionales de cada grupo; e inclusión de miembros de la comunidad en la planificación, organización, ejecución y evaluación de los servicios de salud”. (Langdon, E. 2013)

Pese a ello, al principio de la década de los 90, no existieron cambios significativos pues no hubo una adecuada capacitación a los médicos. En el año de 1994 se crearon los

distritos especiales de Salud indígena (DSEI), lo que significó el aumento de profesionales multidisciplinarios para atender en las zonas indígenas; ello permitió la inclusión de los indígenas en el sistema de salud. Pero esta propuesta tampoco resultó exitosa pues no logró articular al sistema médico occidental con las prácticas tradicionales.

Langdon concluye su artículo mencionando que la falta de consolidación del proyecto de salud responde principalmente a problemas burocráticos, pues desde el gobierno no se designó el presupuesto adecuado ni se delimitaron competencias. El caso de Brasil es importante, ya que permite a los otros países tener una referencia de los problemas que surgieron en este proyecto de poner en práctica un sistema de salud eficaz, accesible y que respete las costumbres de los pueblos.

Esta lectura brinda una mirada al camino seguido por Brasil en la búsqueda de un sistema de salud óptimo, diverso e incluyente, respetuoso de saberes ancestrales. Así el Estado buscó políticas de salud que garantizaran a los ciudadanos el acceso a este derecho con resultados poco convincentes. Aunque el proceso ha evolucionado, aún hay mucho que hacer. Se debe exigir al Estado que incluya el enfoque de Derechos en polìticas relativas no sólo a la conservación de la lengua y defensa del territorio, sino también del respeto a sus sistemas de salud. Al mismo tiempo, hay que exigirle que otorgue el presupuesto adecuado para implementar estas políticas y desarrollar los proyecto pertinentes. Finalmente, convendría capacitar a los médicos desde su proceso de formación, para que tengan mejor comprensión de la medicina ancestral y de cómo ésta puede articularse con su práctica; así, al llegar al campo laboral puedan tratar a toda la población sin menospreciar o invalidar las prácticas de pueblos, de esta forma se podrá hablar de una verdadera atención diferenciada e inclusiva.

Sueños Siona


Langdon, E. J. (2004). Shamanismo y sueños: subjetividad y representaciones de sí mismo en narrativas de sueños Siona. En Los mundos de abajo y los mundos de arriba. Abya Yala. Quito.


La investigadora Esther Jean Langdon ha dedicado su vida a la investigación sobre diversas expresiones del pueblo ancestrale amazónico de los Siona. Una de sus ideas fuertes, producto de sus investigaciones es que ninguna práctica que ellos realizan se hace fuera del ámbito espiritual shamánico.

Para la gente de occidente, el acto de soñar no resulta trascendente. En contraste, los Siona piensan que el soñar es un viaje hacia “el otro lado” en donde es informado de acontecimientos pasados y futuros por la gente que habita en los sueños. Normalmente, reflejan los deseos personales del pueblo Siona, como el de obtener una caza abundante. El soñar es considerado tan importante como cualquier otra actividad humana y su interpretación tiene un espacio clave en la comunidad, pues los sueños son interpretados en familia; al amanecer se reúnen a narrarlos mutuamente y su importancia tiene implicaciones en la vida cotidiana.

Langdon refiere que los sueños son una forma de mediación entre lo conocido y lo desconocido; dentro de ellos existe un marco común de símbolos que son entendidos por toda la comunidad, por lo cual se facilita su interpretación. El shamán procura no sólo entender los acontecimientos sino influir sobre ellos. Dentro de este universo, el shamán tienen una “eterna posibilidad de transformación” (Langdon, E. 2004) pues, para viajar, asumen formas o se convierten en animales. La clave para poder realizar los viajes de forma segura es estar conciente de sí mismo para evitar perderse; ello significa que el soñador no debe de olvidarse que está en el otro lado y que debe de volver a la realidad .

Los aprendices de shaman utilizan el yagé para realizar el viaje por primera vez. Esta es un bebida elaborada a base de dos plantas ancestrales que, entre otras funciones, permite acceder a los sueños. Previamente el aprendiz debe de seguir una rigurosa preparación y, cuando está listo para probar yagé, tiene un sueño en el cual “un hombre pequeño viene hacia él y le dice: es hora de tomar yagé” (Langdon, E. 2004).

Dentro de este texto se encuentra una rica explicación de cómo sueñan los Siona. La narrativa de los sueños no sólo se inscribe dentro de su simbolismo, sino que también está marcada por características metafóricas, poéticas, y gramaticales así como también temporales.

Langdon brinda al lector ejemplos de su estancia con los Siona, en especial con el aspirante a Shamán Ricardo quien narra que la gente del sueño le ofreció comer un bagre pero él lo rechazó; cuando se percató, el pescado era una espina dau enviada para que él enfermara.

Esto contrasta a otro sueño, en el cual bebe chucula -una bebida cotidiana hecha de plátanos maduros- y al día siguiente obtiene muchos jabalíes en la cacería.

El texto resulta muy rico para entender cómo los Siona entienden y configuran su vida en torno a los sueños, desde su propia perspectiva. Es importante recalcar que los sueños brindan poder pues, al conocerlos, se puede influir en ellos y en las prácticas y problemas cotidianos. Finalmente, las interpretaciones nativas de los sueños nos ayudan a ir más allá de las preocupaciones psicoanalíticas de la cotidianidad, pues éstas en su mayoría reflejan preocupaciones mientras que la narrativa Siona refleja en los sueños una tradición compartida de símbolos.

Perspectivas médicas desde los pueblos Siona (Ecuador) y Sibundoy (Colombia)

Langdon, E. J. (1991). Interethnic processes affecting the survival of shamans: a comparative analysis. En Otra América en construcción: medicinas tradicionales, regionales populares. pp. 44-65. Instituto Colombiano de Cultura. Bogotá.

Esther Langdon ha realizado investigaciones relacionadas con políticas de salud y entendimiento de las prácticas de salud y espiritualidad de varios pueblos; en países como Brasil, Argentina, Chile, México, Colombia y Ecuador. En estos dos últimos, analiza las prácticas de los Siona y los Sibundoy desde sus características geográficas hasta su cosmovisión shamánica y el porqué se encuentran en riesgo de extinción.

A pesar de que la medicina occidental y la medicina shamánica están en conflicto, el estatus del curandero es seguro y persiste. Los Sibundoy son un ejemplo de ello. Ellos se han ido adaptando a las culturas urbano hegemónicas, permitiendo que la medicina ancestral

florezca considerándola una alternativa que constantemente se va creando y recreando; además, existen jóvenes que continúan con las prácticas shamánicas, situación que no pasa en el lado ecuatoriano con los Siona; su situación es crítica y están a punto de desaparecer pues son pocos.

En cuanto a los Siona, cada comunidad cuenta con un shamán a cargo y, a pesar de que este shamán tiene el rol de mantener la cultura Siona, los jóvenes no se han interesado por aprender. Su cosmología y prácticas shamánicas son representaciones de la identidad: por ello, sus sistemas shamánicos son similares al diagnóstico en salud occidental.

Este panorama desalentador que Langdon anunciaba para la cultura Siona, afortunadamente fue desmentido por ella misma en 2016, Langdon, 40 años después admite que se equivocó al observar que los Siona se esfuerzan por conservar sus tradiciones y, sobre todo, tienen conciencia de la riqueza del conocimiento que tienen los mayores, de su idioma y por supuesto de su cultura misma.

En Colombia, los Sibundoy se encuentran en las ciudades de Pasto, Popayá y Calí, y su “medicina popular” es mucho más importante que la medicina científica. La medicina indígena no solo no compite con los cánones occidentales sino que tienen alta demanda las prácticas populares porque brindan varias alternativas al paciente y son más accesibles. Finalmente, las ceremonias son realizadas en presencia del shamán y los familiares del paciente; se utilizan plantas medicinales y, en algunos casos, se requiere realizar otra sesión para completar el ritual de sanación.

Tanto los Siona como los Sibundoy acceden al mundo supernatural con la bebida ancestral llamada yagué. Conciben a la naturaleza como un todo; ambos realizan y guían tanto viajes como ceremonias con sustancias con efecto neurotrópico. Ambas culturas pueden diferenciarse con ayuda del modelo de Landy, el cual permite analizar a los curanderos con 3 variables, a) adaptación b) atenuación y, c) lo emergente; mientras los Sibundoy se adaptan y no compiten los Siona, pierden su poder al atribuir sus visiones a brujos shamanes rivales y, finalmente, la medicina Sibundoy emerge pues es los shamanes son buscados por los occidentales para ser curados.

Como se ha descrito anteriormente, son clave las semejanzas y diferencias entre estos grupos, y en lo que se sustenta la apreciación de Langdon de que los Sibundoy “crecen” mientras que los Siona “decaen”. Esta lectura nos permite tener un primer acercamiento a esta

problemática; sin embargo, es necesario profundizar en la idea de que el pueblo Siona camina hacia una inminente desaparición; asimismo, hace pensar en cómo se pueden generar desde el Estado políticas tanto de protección de su cultura como de acercamiento no a manera de blanqueamiento sino como una forma comunicación e interacción.

Si bien Langdon nos presenta una comparación de los factores que inciden en cada grupo y su sobrevivencia y adaptación, se puede reflexionar sobre los factores que han incidido en el desarrollo de su medicina en ambos grupos; así mismo, en la manera en que sus saberes son solicitados y no compiten con la medicina occidental, sino que busca vincularse con ella y trabajar juntas sin causar molestias.

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